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מארי

SI NUEVAMENTE LA VERDAD SE OCULTA, SI NUEVAMENTE ES NEGADA, VOLVERÁN A REPETIRSE SUCESOS DE HORROR PLANETARIO. TU ERES CIUDADANO DEL COSMOS TU NATURALEZA ES CÓSMICA TU SUSTANCIA ES CÓSMICA ABRE TU MENTE Y TU CORAZÓN

Para los que quieran ver el mensaje que subyace en las palabras, para que el hombre descubra su sendero. El estudio profundo de la naturaleza como una manifestación superior, como única letra sagrada para construir el futuro. La humanidad no debe basar su progreso en detrimento de otras manifestaciones, debe aprender a ser libre, con responsabilidad individual y colectiva. La humanidad tiene que comprender que el materialismo, por el materialismo, es la densidad, es un acto profano y destructivo cuando olvida la sutileza de la luz de la verdad.

Materialismo y espiritualidad no deben ser separados, porque eso hace al mundo y sus pobladores seres incompletos, todo debe estar integrado y ascender en la misma medida. Lo contrario provoca desequilibrio y desarmonía y trae como consecuencia el rebote. Debes sentirte como un ser único, irrepetible, indestructible y divino, porque desciendes de las cinco razas, de los dioses estelares, y valorar a toda la presencia por igual, porque cada aparente unidad de la existencia cósmica, es un eslabón mas de la gran cadena universal. Y cada eslabón es necesario, fundamental y único.

Entonces no necesitarás hablar para comunicar, tu cuerpo será más fuerte y sano, entonces podrás desplazarte entre las estrellas, cuando ya la destrucción sea para ti un acto primitivo e imposible de llevar a cabo, por tu comprensión de la ética cósmica. Busca en los símbolos arquetípicos sus profundos mensajes, no nades en la superficie, porque ella no te aporta nada y si sabes leer este libro encontrarás a MAAT, la verdad no esta en estas palabras. No se han inventado las palabras para enunciarla, sino en la apertura que estés dispuesto a tener, para poder escucharlas desde tu interior, sin prejuicios y sin miedo.

MAAT se halla en el amor, el respeto y el perdón incondicional. En la libertad con ética cósmica, en el control del pensamiento, verbo, sentimiento y acción. En el valor de lanzarte a la búsqued de la verdad y la justicia y aceptar que tú eres una manifestación del TODO al completo. En tu negación a que otros te digan cual es el sendero de la ascensión, porque eres lo suficientemente: capaz, sabio y poderoso para hacerlo por ti mismo. Aprendiendo a mirar, sentir y escuchar al maestro que llevas en tu corazón.

Si nuevamente la verdad se oculta, si nuevamente es negada, volverán a repetirse sucesos de horror planetario. Se uno más en las legiones de MAAT, por ti ,por todo el planeta y por todo el Cosmos al completo. Tu eres ciudadano del Cosmos. Tu naturaleza es Cósmica. Tu sustancia es Cósmica. Abre entonces tu mente y tu corazón a los pensamientos, percepciones, sentimientos, verbo y acciones Cósmicas.

No tienes límites ni fronteras, salvo las que tu mismo te pones. Eres un DIOS CÓSMICO QUE CAMINA POR EL MUNDO. Todo es uno, aunque en apariencia diversa. Cada doce o trece mil años, terrestres hay un re-acomodamiento cósmico, si en ese momento, la humanidad no ha logrado su equilibrio como contrapartida para poder resistir, el embate de la fuerza magnética cósmica densa, generada por los seres de este mundo, cuando llegue el rebote cósmico llegará el fin de los tiempos.

La violación sistemática a todas las leyes naturales, la extinción de otras formas de vida por un mal uso de los recursos, la contaminación del elemento aire, agua, y tierra trae aparejado el fuego para purificar y equilibrar. Las infinitas combinaciones de la energía magnética cósmica, para generar en el mundo de la forma, no son arbitrarias, es un plan maestro.

El equilibrio de la vida se apoya en los cuatro elementos, la quinta esencia y la polaridad, he ahí la clave secreta de l número sagrado por excelencia, el 7. Como si de una mesa se tratase, los cuatro elementos son las patas, el quinto la tabla superior, si corrompes una de sus patas, la mesa cae. Si corrompes la tabla superior, la piedra filosofal, deja de ser una mesa, solo son varillas sin cohesión. Sin utilidad. Sino aprendes a sustraerte de la polaridad o LEY DEL RITMO, las patas de la mesa no darán firmeza, solo será un equilibrio incierto. La LEY DE ATRACCION por si misma no dará los resultados sin el control del ritmo. Pero esa lección de cómo controlar o permanecer inamovible sustrayéndote de los vaivenes la LEY del RITMO, debes descubrirla por ti mismo. Nunca ningún alto iniciado te dará la fórmula mágica, es tu misión descubrirla.
                                                               

                                                      La Escribana
                                      El Legado de Hermes Trimegistos

EL "UNO" SE DIVIDIÓ EN DOS. EL ELEMENTO FEMENINO SE SEPARÓ DEL MASCULINO. LO VISIBLE ES REFLEJO DE LO INVISIBLE. LO MANISFESTADO ES EL RESULTADO DEL PENSAMIENTO. TÚ COMO EMANACIÓN DEL "UNO" TIENES SU POTENCIAL. LA CORONA REAL, ES SIMBOLO DE VERDAD SOLO CUANDO OBEDECE A LA PERFECCIÓN, FELICIDAD Y BELLEZA.

La NADA y el TODO, él que es y él que no es, la gran paradoja del TODO. Es el principio de creación que surge del océano de la energía primordial y se enciende el proceso de manifestación, la chispa inicial. El UNO es el inicio de la manifestación de la nada el CERO, el DIEZ es el número sagrado por excelencia pues en el se halla presente la dualidad de la COSA UNICA. 

La manifestación y la in manifestación.
Los dioses estelares de la quinta raza, podíamos hacer que el KA transmigrara los cuerpos a voluntad. Pero esos cuerpos o envases debían ser puros. El KA es la fuerza vital, la energía o espíritu de los seres. El KA proviene del cielo y es una potencia sin igual, su origen es MAAT. BA es el alma, la capacidad de manifestación del KA, que es la potencia vital del ser encarnado. Tanto cuerpo, BA y KA nacen de la cosa única. 

La corona real, es símbolo de verdad solo cuando obedece a la perfección, felicidad y belleza. Cuando trabajan por la armonía perfecta del cuerpo, para permitir al KA y el BA hacer que todo esté en equilibrio. La sabiduría de MAAT, no se adquiere en las aulas o los libros sino dentro del corazón. Libros, escuelas y maestros te darán conocimiento de la verdad, te orientarán en el camino para hallarla, es la ayuda externa, pero a MAAT solo la hallarás en lo mas profundo de tu ser, dentro de ti.

 
El UNO se dividió en dos. El elemento femenino se separó del masculino. Lo visible es reflejo de lo invisible. Lo manifestado es el resultado del pensamiento. Tú como emanación del UNO tienes su potencial.  El Uno y el Dos dieron como resultado el Tres. Llénate del pensamiento del UNO, del sentimiento del DOS, del verbo del TRES y de la acción del CUATRO.

 
La manifestación del Uno es el resultado de su división en femenino o pasivo y masculino y activo. Estas dos fuerzas tremendas nacidas de la dualidad de una única cosa se tocan, se acarician, se cruzan y se unen pero nunca se confunden.


                                                  La Escribana
                                      El Legado de Hermes Trimegisto

CAUSA Y EFECTO

Las palabras que son entregadas desde lo Universal, son en la Luz de la Humildad, no con los abalorios que algunos seres del terrenal las encubren. Causa: Todo acto que ayude ha desviar al prójimo de su camino tendrá su: Efecto.  


Humildad y Honradez. 

Las palabras verdaderas nunca se han de cubrir, nunca se le han de dar sombreado, ni cubrir con paños que el alma no ha expresado.

                       María Magdalena
                            © Jatma Amn 


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María Magdalena Jatma Amn
Esposa Amada de Jesús el Cristo

JESÚS Y LOS ESENIOS ( 6 )

Para conocer su origen precisa remontar la historia de las razas humanas hasta la constitución del planeta, hasta el primer estremecimiento de luz en nuestra nebulosa.



Porque, según la tradición rosicruciana, el Espíritu que habló al mundo bajo el nombre de Cristo y por boca del Maestro Jesús, se halla espiritualmente unido al sol, astro-rey de nuestro sistema.
Las Potestades Cósmicas han elaborado nuestro mundo bajo la dirección única y de acuerdo con una sapiente jerarquía. Bosquejados en el plano espiritual tipos y elementos, almas y cuerpos, refléjanse en el mundo astral, vitalízanse en el etéreo y se condensan en la materia.

Cada planeta es obra de distinto orden de potestades creadoras, que engendran otras formas de vida. Cada inmensa potestad cósmica, o sea, cada gran Dios tiene por séquito legiones de espíritus que son sus inteligentes obreros.

La tradición esotérica de Occidente considera a Cristo rey de los genios solares. En el instante en que la tierra separóse del sol, los sublimes espíritus llamados esovofotí por Dionisio Areopagita, Virtudes por la
tradición latina, Espíritus de la Forma por Rodolfo Steiner, retiráronse al astro luminoso que acababa de proyectar su núcleo opaco. Eran de una naturaleza harto sutil para gozarse en la densa atmósfera terrestre en que debían debatirse los Arcángeles.

Pero, concentrados en torno del aura solar, actuaron desde allí con mucho más poder sobre la tierra, fecundándola con sus rayos y revistiéndola con su manto de verdura. Cristo, devenido regente de estas potestades espirituales, podría titularse Arcángel solar. Cobijado por ellas permaneció mucho tiempo ignorado por los hombres bajo su velo de luz.

La tierra ingente sufrió el influjo de otro Dios cuyas legiones se hallaban entonces centralizadas en el planeta Venus. Esta potestad cósmica se llamó Lucifer, o Arcángel rebelde por la tradición judeo-cristiana, que precipitó el avance del alma humana en la conquista de la materia, identificando el yo con lo más denso de su envoltura. A causa de ello fue el causante indirecto del mal, pero también el impulsor de la pasión y del entusiasmo, esta divina fulguración en el hombre al través de los tumultos de la sangre. Sin él careceríamos de razón y de libertad y le faltaría al espíritu el trampolín para rebotar hacia los astros.

La influencia de los espíritus luciferianos predomina durante el período lemuriano y atlante, pero desde el comienzo del período ario se hace patente la influencia espiritual que emana del aura solar que se acrecienta de período en período, de raza en raza, de religión en religión. Así, paulatinamente, Cristo se acerca al mundo terrestre por medio de una radiación progresiva.

JESÚS Y LOS ESENIOS ( 5 )

En los centros de iniciación, en los lugares donde se emiten los oráculos, una selección continúa, sin embargo, cultivando la clarividencia y de allí emanan todos los movimientos religiosos y todas las grandes impulsiones civilizadoras. Pero la clarividencia y las facultades de adivinación disminuyen entre la gran masa humana. Esta transformación espiritual e intelectual del hombre, más atraído cada vez hacia el plano físico, corresponde a una paralela transformación de su organismo.

Cuanto más remontamos el prehistórico pasado, más fluido y leve es su envoltura. Luego, se solidifica. Simultáneamente el cuerpo etéreo, que sobrepasaba antes el cuerpo físico, es absorbido por éste paulatinamente hasta convertirlo en su duplicación exacta. Su cuerpo astral, su aura radiosa, que antaño se proyectaba a lo lejos como una atmósfera sirviendo a sus percepciones hiperfísicas, a su relación con los Dioses, se concentra también en torno de su cuerpo hasta no constituir más que un cerco nímbeo, que su vida satura y sus pasiones colorean.

Esta transformación comprende millares y millares de años. Se prolonga hacia la segunda mitad del período atlante y todas las civilizaciones de Asia, del Norte de África y de Europa, de las que emanaron indos, persas, caldeos, egipcios, griegos y pueblos norteños de Europa.

Esta involución de las fuerzas cósmicas en el hombre físico era indispensable para su complemento y su intelectual perfección. Grecia representa el postrero estadio de este descenso del Espíritu en la materia. En ella la fusión es perfecta. Sintetiza Una expansión maravillosa de la belleza física en un equilibrio intelectual.

Pero este templo diáfano, habitado por hombres semi-divinos, se yergue al borde de un precipicio donde pululan los monstruos del Tártaro. Momento crítico. Como nada se detiene y es forzoso avanzar o retroceder, la humanidad no podía menos, al llegar a este punto, de hundirse en la depravación y en la bestialidad, o remontar hacia las cimas del Espíritu con redoblada conciencia.

La decadencia griega y, sobre todo, la orgía imperial de Roma, presenta el espectáculo, a la vez repugnante y grandioso, de este precipitar del hombre antiguo en el libertinaje y en la crueldad, término fatal de todos los
grandes movimientos de la historia.

 "Grecia " dice Rodolfo Steiner" realizó su obra dejando tupir gradualmente el velo que recubría su antigua videncia. La raza grecolatina, con su rápida decadencia, señala el más hondo descenso del espíritu en la materia, en el curso de la evolución humana. La conquista del mundo material y el desenvolvimiento de las ciencias positivas lográronse a este precio.

Como la vida póstuma del alma se halla condicionada por su vida terrestre, los hombres vulgares apenas se remontaban después de su muerte. Llevábanse una porción de sus velos, y su existencia astral corría pareja con la vida de las sombras. A ello se refiere la queja del alma de Aquiles en el relato de Hornero: "Es preferible ser mendigo en la tierra que rey en el país de las sombras". La misión asignada a la humanidad postatlante debía forzosamente alejarla del mundo espiritual.

Es ley del Cosmos que la grandeza de una parte es a costa, durante un tiempo, de la decadencia de otra".

Era necesaria a la humanidad una formidable transformación, una ascensión hacia las cumbres del Alma para el cumplimiento de sus destinos. Mas para ello hacía falta una nueva religión, más pujante que todas las precedentes, capaz de conmover las masas aletargadas y remover el ente humano hasta sus recónditas profundidades. Las anteriores revelaciones de la raza blanca habían tenido lugar por entero, en los mundos astral y etéreo, y de allí actuaban poderosamente sobre el hombre y la civilización.

El cristianismo, advenido de más lejos y descendido de más alto a través de todas las esferas, debía manifestarse hasta en el mundo físico para transfigurarlo, espiritualizándolo, y ofrecer al individuo y a la colectividad la inmediata conciencia de su Celeste Origen y de su Divino Objetivo.

No existen, pues, solamente razones de orden moral y social, sino razones cosmológicas que justifican la aparición de Cristo en la tierra.