En dicho indicador esta grabado: “con toda humildad y
mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor” (Efesios 4:2) un versículo que Melissa había marcado en su Biblia.
Muy a menudo en la vida, parece que las palabras humildad y
mansedumbre no se aceptan. En vez de ello, las palabras orgullo y dureza marcan
la manera en el que se mide el éxito. Pero Melissa y sus amigos pudieron
competir en los deportes de la secundaria con éxito sin tener que mostrar
ninguna de esas características.
Una de las compañeras de equipo de Melissa escribió acerca
de ella: “La manera en que jamás te echabas para atrás, en que siempre seguías
adelante, y en que jamás te rendías, me inspirado totalmente.” Así es como ella
y sus compañeras de equipo jugaban para la gloria de Dios – sin arrogancia.”
La competencia, si se la maneja apropiadamente, puede tener
su lugar en nuestras vidas. Pero siempre debemos acordarnos de ser humildes y
mansos en todo lo que hagamos. Debemos reflejar las características de una vida
a la imagen de Cristo.
En el momento que dices ser humilde, ya no lo eres. La humildad es algo que otros reconocen en ti, no algo que demandas para ti. ¿Eres humilde?
Lectura: Efesios 4:1-3
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