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מארי

EN ÉL, TODOS SOMOS UNO

En Él no existen diferencias jerárquicas, en Él todos somos Uno. "Juan dio testimonio de Él, y clamó diciendo: Este es del que yo decía: el que viene tras de mí, es antes de mí; porque es primero, que yo. "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia". Todo aquel que encarne a su Cristo interno será también ÉL.

En el pasado varios lo encarnaron, en el futuro muchos lo encarnarán. Nadie puede recibir la Corona de la Vida sin haber levantado sus 7 serpientes sobre la vara. 

Todo aquel que dice: Yo recibí la Corona de la Vida, miente; el que la recibe no lo dice, solo se conoce por sus obras; la Corona de la Vida es un secreto.

Tenemos que convertimos en moradas del Señor "y como Moisés levantó la serpiente sobre la vara en el desierto, así es necesario que el hijo del hombre sea levantado".

Tenemos que encarnar a Cristo en nosotros para subir al Padre. Cristo no es un individuo, es el ejército de la voz. El Verbo de Dios. Nadie llega al Padre sino por el Hijo; en el Cristo todos somos UNO.

En el Señor no existen diferencias entre hombre y hombre, porque en Él todos somos UNO. En Él no existe la individualidad; el que lo encarne es entonces ÉL. ÉL. ÉL. "La variedad es unidad".

Tenemos que acabar con la personalidad y con el yo para que nazca el Ser en nosotros; Tenemos que acabar con la individualidad.

Si un místico en éxtasis abandona todos sus 7 cuerpos para investigar la vida del Cristo, entonces se verá a sí mismo representado en el drama de la pasión del Señor, haciendo milagros y maravillas, se verá muerto y resucitado al tercer día, ocupará ese místico el puesto de Cristo y en esos instantes será ÉL. ÉL. ÉL.

Porque en el mundo del Cristo no existen individuos; en el Cristo solo existe un solo Ser, que se expresa como muchos, rayos de Luz Cristica.

Al terminar con el yo y con la individualidad, solo quedan los valores de la conciencia, que son los atributos del eterno espacio abstracto absoluto. Solo El puede decir "Yo Soy el camino, la verdad y la vida".

Yo Soy la luz. Yo Soy la vida. Yo Soy el buen pastor. Yo Soy la puerta. Yo Soy el pan. Yo Soy la resurrección.

El Ser recibe al Ser de su Ser, el Yo Soy, aquel hálito del gran Aliento en cada uno de nosotros, nuestro rayo particular. ÉL. ÉL. ÉL. El Yo Soy es el Cristo interno de todo hombre, nuestro divino "AUGOIDES", el Logos. El que recibe la Corona de la Vida tiene derecho a decir, Yo Soy EL, Yo Soy EL, Yo Soy EL.

A los teósofos les decimos que EL no es la Monada, pero que de ÉL sale la Monada; ÉL es nuestro rayo particular, ese rayo es una tríada perfecta, solo Él nos liberta de la ley del karma. ÉL es el rayo Logoico de cada hombre. El fin de la Ley es Cristo.

La ley del karma es tan solo la madrastra, el curandero que nos sana, eso es todo. En Cristo somos libres; Cristo es El Logos, El Verbo; Él nos hace reyes y sacerdotes libres y poderosos. El que recibe la Corona de la Vida se liberta de la ley del karma.

ÉL es el ejército de la voz, nuestro resplandeciente Dragón de sabiduría. Él es la Corona de la Vida, la FE, el Verbo, la Corona de la Justicia, el Cristo. En la ley somos esclavos, en el Cristo todos somos libres porque el fin de la ley del karma es el Cristo.

"Se fiel hasta la muerte y yo te daré la Corona de la Vida". Los atributos del eterno Yo Soy es el Ejercito de la Voz.

Abandonad todas vuestras idolatrías, religiones, escuelas, sectas, órdenes y logias, buscad vuestro resplandeciente y luminoso Yo Soy que mora en lo hondo de vuestro Ser.

Él es vuestro único Salvador.

Cristo es el Ejército de la Voz, que es el Ser único; el Ser de todos los Seres; la suma total de todos los atributos del eterno espacio abstracto absoluto; el Cristo cósmico total, impersonal, universal, infinito...

Cristo es una unidad múltiple. La Luz vino a las tinieblas pero las tinieblas no lo conocieron.

Cristo es el Logos Solar. El Ejército de la Voz es una unidad múltiple, eterna, incondicionada y perfecta; Él es el Logos creador; Él es el Verbo del primer instante; Él es el gran aliento emanado de entre las entrañas del eterno espacio abstracto absoluto es el ejército de la palabra.

El eterno espacio abstracto absoluto es el Ser del Ser de todos los Seres, el Absoluto, el Innombrable, el ilimitado espacio.

Todo el que encarne a su Cristo se cristifica e ingresa a las filas del Ejército de la Voz.

En Egipto el cristo lo llamaban Osiris y el que lo encarnaba era un Osirificado; Entre los Aztecas el Yo Soy es Quetzalcoatl. Texto libro: María Magdalena esposa de Jesús el Cristo

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