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מארי

DIFERENCIAS ENTRE LOS REYES DE LA TIERRA Y LOS REYES DEL CIELO

Jesús, sus seis discípulos y su madre van a Cafarnaúm. Jesús enseña a las gentes, revelando la diferencia entre los reyes de la tierra y los reyes de los cielos.

La ciudad de Cafarnaúm estaba a la orilla del mar de Galilea, y allí vivía Pedro. Los hogares de Andrés, Juan y Santiago estaban cerca. Estos eran pescadores y como tenían que regresar a atender sus redes, rogaron a Jesús y a su madre que los acompañaran, y pronto, con Felipe y Nataniel, se encontraron descansando en casa de Pedro, junto al mar.

La noticia se esparció por la ciudad y por la playa de que había venido el rey de Judá, y las multitudes se acercaron a estrecharle la mano.

Y Jesús dijo: NO puedo mostraros al rey a menos que lo veáis con los ojos del alma porque el reino del rey es en el alma.

Y cada alma un reino es. Hay un rey para cada hombre.

Este rey es el amor. Y cuando este amor llega a ser el supremo poder de la vida, el amor es el Cristo, de modo que Cristo es rey.

Y todos pueden hacer que Cristo more en sus almas, como Cristo mora en la mía. El cuerpo es el templo del rey, y los hombres pueden llamar a un hombre santo, un rey.

Quien limpie su forma mortal y la haga pura, tan pura que el amor y la rectitud puedan morar lado a lado, dentro de sus paredes, sin ensuciarse, es el rey.

Los reyes de la tierra se visten de regios ropajes y se sienten solemnes para que los hombres se pongan de pie reverentes ante ellos. Un rey del cielo puede vestirse como pescador, puede sentarse en la plaza del mercado, puede arar la tierra y ser un espigador en el campo, puede ser esclavo encadenado. Puede ser juzgado por los hombres como criminal, puede languidecer en la celda de una prisión, puede morir en una cruz.

Los hombres rara vez ven a otros como dios verdaderamente son. 
Los sentidos humanos perciben lo aparente, y lo aparente y lo real pueden diferir en todo sentido.

El hombre carnal sólo ve al hombre exterior, templo del rey y adora su templo. El hombre de Dios es puro en su corazón; ve al rey; le ve con los ojos del alma. Y cuando se eleva al plano de Conciencia Cristo sabe que él mismo es el rey, es el amor, es el Cristo y por lo tanto es hijo de Dios. Hombres de Galilea, preparaos a encontrar a vuestro rey.

Y Jesús enseñó a las gentes muchas lecciones, caminando con ellas por la orilla del mar.
 
                                                  Levi. Dowling

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