[...] a él, y la Concupiscencia dijo: "No te he visto bajar y ahora te veo subir. ¿Por qué mientes, si me perteneces?". El alma respondió diciendo: "Yo te he visto, pero tú no me has visto ni me has reconocido.
Por la vestimenta, que era tuya, y no me reconociste". Una vez dicho esto, (el alma) se apartó con gran alegría y seguidamente cayó en manos de la tercera potestad, la llamada Ignorancia.
Esta interrogó al alma diciendo: "¿A dónde vas? En maldad estás atenazada; puesto que estás dominada, no
juzgues".
El alma dijo: "¿Por qué me juzgas tú a mí, si yo no te he juzgado? Yo he sido dominada, pero no he dominado. No he sido reconocida, pero he sabido que el universo está siendo disuelto, tanto en las cosas terrenales como en las cosas celestiales".
Una vez el alma hubo sobrepasado la tercera potestad, continuó ascendiendo y divisó la cuarta potestad, la de siete formas. La primera forma es la tiniebla; la segunda, la concupiscencia; la tercera, la ignorancia; la cuarta, la envidia de muerte; la quinta, el reino de la carne; la sexta, la loca inteligencia de la carne; la séptima, la sabiduría irascible.
Estas son las siete potestades de la ira, las cuales preguntan al alma: "¿De dónde vienes, homicida? ¿A dónde vas, dueña del espacio?".
El alma respondió diciendo: "Lo que me ata ha sido matado y lo que me atenaza ha sido aniquilado, y mi concupiscencia se ha disipado y mi ignorancia ha perecido". A un mundo he sido precipitada desde un mundo, y a una imagen desde una imagen celestial. La ligadura del olvido dura un instante. En adelante alcanzaré el reposo del tiempo (kairós), del tiempo (chrónos), (el reposo) de la eternidad, en silencio".