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מארי

LOS VERDADEROS PROFETAS SE REVELAN POR SUS ACTOS, POR ELLOS SE LES CONOCE, LOS FALSOS PROFETAS SE LLAMAN A SI MISMOS ENVIADOS DE DIOS, EL PRIMERO ES HUMILDE Y MODESTO EL SEGUNDO ES ORGULLOSO Y LLENO DE SÍ MISMO, HABLA CON ALTANERÍA Y COMO TODOS LOS MENTIROSOS SIEMPRE TEME NO SER CREÍDO

El verdadero misionero de Dios debe justificar su mision por su superioridad, por sus virtudes, por su grandeza, por el resultado y la influencia moralizadora de sus obras. Sacad también la consecuencia de que si por su carácter, por sus virtudes, por su inteligencia, está fuera del papel que quiere representar, o del personaje cuyo nombre tome, es sólo un histrión de baja esfera, que ni siquiera sabe copiar su modelo.

Otra consideración es necesaria, y es que la mayor parte de los verdaderos misioneros de Dios, lo ignoran; cumplen aquello para lo que han sido llamados por la fuerza de su genio, secundado por el poder oculto que les inspira, y les dirige sin saberlo, pero sin designio premeditado. En una palabra: "los verdaderos profetas se revelan por sus actos; por ellos se les conoce; mientras que los falsos profetas se llaman a si mismos enviados de Dios"; el primero es humilde y modesto; el segundo es orgulloso y lleno de sí mismo, habla con altanería, y como todos los mentirosos, siempre teme no ser creído.
 
Se han visto de estos impostores querer pasar por apóstoles de Cristo, otros por el mismo Cristo, y, lo más vergonzoso para la humanidad, es que hayan encontrado gentes bastante crédulas para dar fe a semejantes torpezas. Sin embargo, una consideración bien sencilla debería abrir los ojos del más ciego, y es que si Cristo se volviese a encarnar en la tierra, vendría con todo su poder y todas sus virtudes, a menos de admitir, lo que sería un absurdo, que hubiese degenerado; pues lo mismo que si quitáseis a Dios uno sólo de sus atributos no tendríais Dios; si quitáseis una sola de las virtudes de Cristo, no tendríais ya Cristo. 

Los que quieren pasar por Cristo, ¿poseen, acaso, todas sus virtudes? Esta es la cuestión; mirad, escudriñad sus pensamientos y sus actos, y reconoceréis que sobre todo les faltan las cualidades instintivas de Cristo: la humildad y la caridad, mientras que tienen lo que El no tenía: la ambición y el orgullo.
 
Notad, además, que hay en este momento y en diferentes países, muchos pretendidos Cristos, como hay muchos pretendidos Elías, Pablo, San Juan o San Pedro, y que necesariamente no pueden ser todos verdaderos. Tened por cierto que éstas son gentes que explotan la credulidad y encuentran cómodo el vivir a expensas de aquellos que les escuchan.

No os fiéis, pues, de los falsos profetas, sobre todo en un tiempo de renovación, porque muchos impostores se llamarán enviados de Dios; se procuran una vana satisfacción en la tierra, pero una terrible justicia les espera; podéis tenerlo por seguro. Falsos Cristos y falsos profetas. Allan Kardec

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