Osiris es la bondad, Horus la luz, Isis El amor, Maat la verdad de la justicia y el ordenamiento cósmico, y Thot la sabiduría. El ser no es juzgado por nadie ajeno, es él mismo, desencarnado quien debe comprobar si logró la armonía y el equilibrio. Es de justicia ocultar la verdad, a las mentes que no están lo suficientemente preparados para recibirla, pues la manipularán y distorsionarán transformándola en mentira.
También es de justicia ayudar a que las mentes evolucionen para poder recibirla. Nunca se da la verdad total, solo pinceladas para que impulsen el despertar de otros. Si alguien por ayudarte a ver la luz de la verdad, pretende cobrarte, no le pagues, la verdad no es propiedad de nadie. Tampoco pretendas que te regale su tiempo. El equilibrio es la clave. Si alguien te ayuda a llegar a la verdad, te ha dado algo que no tiene precio, por ello no se puede cobrar, no existe dinero que lo pague. Pero el tiempo que dedique a hacerlo debes pagarlo. ¿Acaso el maestro de música no cobra a sus alumnos por hora?
No pretendas recibir oro y pagar con baratijas. Dale a cada cosa su justo valor. Si subestimas el precio del oro que recibes, provocas un desequilibrio. Valora lo de los demás como pretendes sea valorado lo tuyo. El tiempo que dedica otro para ayudarte, es tiempo que no emplea en continuar su aprendizaje. El tiempo en el que irradia su sabiduría a tu ser, es un gran acto de amor, porque su ser detiene el avance individual. La sabiduría y el amor que irradia hacia ti no tienen precio. Quien te da alimento trascendental justo es que lo retribuyas con un ínfimo porcentaje para su supervivencia en la densidad. Aquel que no irradia y lo hace como mero negocio, o buscando poder y reconocimiento, es un hermano de la oscuridad. Cuidado hay muchos y son los reyes del engaño.
No les odies, no los acuses, no los desprecies, si están ante ti es porque los convocastes. Son tu espejo, tu reflejo, tu vibración. Lo que viste en ellos de ti, no te gustó. Esa es la lección. Modifícalo. Te encontrarás con el mismo reflejo de ti en tantas oportunidades de tu vida, como sea necesario, hasta que aprendas la lección.
Quien irradia sabiduría, es un maestro puntual. No dependas de él. No te aferres a él, no idolatres su figura, no creas que es perfecto, no pienses que es superior a ti. Solo es una ráfaga de aire en tu sendero. Aquel que por irradiar, se sienta con potestad sobre ti, no es un maestro de la luz. Un verdadero maestro de la luz, ama y respeta tu libertad.
La Escribana
El Legado de Hermes Trimegistos
También es de justicia ayudar a que las mentes evolucionen para poder recibirla. Nunca se da la verdad total, solo pinceladas para que impulsen el despertar de otros. Si alguien por ayudarte a ver la luz de la verdad, pretende cobrarte, no le pagues, la verdad no es propiedad de nadie. Tampoco pretendas que te regale su tiempo. El equilibrio es la clave. Si alguien te ayuda a llegar a la verdad, te ha dado algo que no tiene precio, por ello no se puede cobrar, no existe dinero que lo pague. Pero el tiempo que dedique a hacerlo debes pagarlo. ¿Acaso el maestro de música no cobra a sus alumnos por hora?
No pretendas recibir oro y pagar con baratijas. Dale a cada cosa su justo valor. Si subestimas el precio del oro que recibes, provocas un desequilibrio. Valora lo de los demás como pretendes sea valorado lo tuyo. El tiempo que dedica otro para ayudarte, es tiempo que no emplea en continuar su aprendizaje. El tiempo en el que irradia su sabiduría a tu ser, es un gran acto de amor, porque su ser detiene el avance individual. La sabiduría y el amor que irradia hacia ti no tienen precio. Quien te da alimento trascendental justo es que lo retribuyas con un ínfimo porcentaje para su supervivencia en la densidad. Aquel que no irradia y lo hace como mero negocio, o buscando poder y reconocimiento, es un hermano de la oscuridad. Cuidado hay muchos y son los reyes del engaño.
No les odies, no los acuses, no los desprecies, si están ante ti es porque los convocastes. Son tu espejo, tu reflejo, tu vibración. Lo que viste en ellos de ti, no te gustó. Esa es la lección. Modifícalo. Te encontrarás con el mismo reflejo de ti en tantas oportunidades de tu vida, como sea necesario, hasta que aprendas la lección.
Quien irradia sabiduría, es un maestro puntual. No dependas de él. No te aferres a él, no idolatres su figura, no creas que es perfecto, no pienses que es superior a ti. Solo es una ráfaga de aire en tu sendero. Aquel que por irradiar, se sienta con potestad sobre ti, no es un maestro de la luz. Un verdadero maestro de la luz, ama y respeta tu libertad.
La Escribana
El Legado de Hermes Trimegistos
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