Y
se fue al desierto para estar solo con Dios de modo que pueda mirar al
interior de su corazón, y darse cuenta de su fortaleza y de sus
merecimientos.
Y hablo consigo mismo y dijo: mi ego inferior es fuerte; por muchos lazos estoy unido a la vida carnal.
¿Tengo yo fortaleza para vencerlo y dar mi vida en sacrificio voluntario por los hombres?
Cuando me presente ante los hombres y me exijan pruebas de mi misión mesiánica ¿qué les diré?
Y entonces vino el tentador y le dijo: Si eres hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.
Y
Jesús dijo: ¿Quién es el que me exige una prueba: NO es signo de que
uno es hijo de Dios el que haga milagros; los diablos pueden hacer cosas
poderosas.
¿No
hicieron los magos negros grandes cosas ante los Faraones? Mis palabras
y hechos en todos los caminos de mi vida serán la prueba de mi misión
mesiánica.
Y
entonces el tentador dijo: si te vas a Jerusalén y del pináculo del
templo, te arrojas a la tierra, las gentes creerán que eres el Mesías
enviado de Dios.
Seguramente
puedes hacer esto, porque David dijo: El da orden a sus ángeles de
cuidarle y con sus manos le sostienen para que no caiga.
Y Jesús dijo: No me es permitido tentar al Señor mi Dios.
Y entonces el tentador dijo: Mira el mundo, mira sus honores y su fama, mira sus placeres y su riqueza.
Si por ellos me das tu vida, ellos serán tuyos.
Jesús dijo: Aléjense de mí todos los pensamientos tentadores.
Mi corazón está fijo. Desprecio este ego carnal con todas sus ambiciones y su orgullo.
Mi corazón está fijo. Desprecio este ego carnal con todas sus ambiciones y su orgullo.
Por
cuarenta días Jesús luchó con su ego inferior y su ego superior
triunfó. Entonces tuvo hambre, pero sus amigos, que le habían
encontrado, le sirvieron. Entonces Jesús dejó el desierto, y en la
conciencia de la Santa Respiración, fue a los Campos de Juan y enseñó.
Levi. Dowling
No hay comentarios:
Publicar un comentario