Si queréis que la palabra del Dios viviente penetre en vosotros, no manchéis ni vuestro cuerpo ni vuestro espíritu. Porque el templo que es el cuerpo, es el templo del espíritu y el espíritu es el templo de Dios. Purificad, por lo tanto el templo para que el Señor del templo descienda y habite en un lugar digno de El.
Retiraos de todas las tentaciones de vuestro cuerpo y de vuestro espíritu, que vienen de Satanás y amparaos bajo la sombra del cielo de Dios. Convertios y ayunad. Porque en verdad os digo, que Satanás y sus maldades sólo pueden ser arrojados con oración y ayuno.
Iros y ayunad solos, y que vuestro ayuno no sea conocido por los hombres. El Dios viviente lo verá y grande será vuestro galardón. Y ayunad hasta que Belcebú y todos sus demonios se aparten de vosotros y todos los ángeles de la Madre Tierra vengan y os sirvan. Porque en verdad os digo, sin ayuno no seréis jamás libres del poder de Satanás y de todas las enfermedades que vienen de él.
Ningún hombre puede llegar ante la presencia de Dios, si el Ángel del Aire no le permite el paso. En verdad todos deben nacer de nuevo de aire y de verdad. Porque vuestro cuerpo respira el aire de la Madre Tierra y vuestro espíritu respira la Verdad del Padre Celestial. Extracto de los Rollos del Mar Muerto
Buscad el aire fresco de las selvas y de los campos y en medio de ellos encontrareis el Ángel del Aire. Quitaos vuestras sandalias, vuestras ropas y permitid que el Ángel del Aire abrace todo vuestro cuerpo. Después respirad larga y profundamente a fin de que el Ángel del Aire penetre en vuestro interior.
En verdad os digo, el Ángel del Aire arrojará de vuestro cuerpo todas las impurezas que os manchan, dentro y fuera de él. Y toda fetidez e impureza saldrán de vos, así como el humo del fuego que se eleva en el aire y se pierde en el mar de aire. Porque en verdad os digo, sagrado es el Ángel del Aire que purifica todo lo impuro y cambia en olor dulce lo mal oliente.
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