Juan, el precursor, en Salem. Un abogado averigua por Jesús. Juan explica a la multitud la misión de Jesús.
Ahora, Juan, el precursor, estaba en las fuentes de Salem donde el agua era abundante. Y allí predicó y lavó los cuerpos de los que confesaban sus pecados.
Un abogado judío fue a Juan y le dijo: ¿No se ha hecho tu enemigo el hombre de Galilea al que lo lavaste y lo llamaste el Cristo? Dicen que está en el vado del Jordán, que está estableciendo una iglesia o algo parecido y que lava a las gentes tal como tú lo haces.
Y Juan contestó: ciertamente que este Jesús es el Cristo cuya vía preparo yo. No es mi enemigo.
El novio tiene su novia, y sus amigos que están cerca, al oír su voz, se regocijan. El reino del Uno Santo es la novia, y el Cristo es el novio, y yo, como precursor, estoy lleno de goce porque ellos prosperan tan abundantemente.
Yo he hecho el trabajo que se me encomendó. El trabajo de Jesús apenas comienza.
Y entonces, volteándose a las multitudes, dijo: Cristo es el rey de la rectitud; Cristo es el Amor de Dios, él es Dios; una de las personas santas del Dios Trino y Uno.
Cristo vive en todo corazón de pureza.
Jesús, que está predicando en el vado del Jordán, ha sido sometido a las pruebas más duras de la vida humana y ha conquistado todos los apetitos y todas las pasiones del hombre carnal. Y por las cortes supremas de los cielos ha sido declarado hombre de pureza y santidad tan superiores que puede demostrar la presencia en la tierra del Cristo.
He aquí que el Amor Divino, que es el Cristo, mora en él y él es el prototipo de la raza. Y todo hombre puede ver en él lo que todo hombre será cuando haya conquistado todas las pasiones del egoísmo.
En agua he lavado los cuerpos de los que se han separado del pecado, como símbolo de la limpieza del alma. Pero Jesús baña para siempre en las aguas vivientes de la Santa Respiración.
Jesús viene a traer a los hombres el salvador del mundo. Y es el amor el salvador del mundo. Y todos los que ponen su confianza en Cristo y siguen a Jesús como un prototipo y un guía, tienen vida eterna.
Pero quienes no confían en el Cristo y purifican su corazón de modo tal que el Cristo pueda morar en el interior, nunca pueden entrar en la vida.
Levi. Dowling
No hay comentarios:
Publicar un comentario