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מארי

EL ÁRBOL DE LA VIDA ( 4/4 )

Así pues que, todo ese drama, tal como está escrito en los Cuatro Evangelios, es el Drama Cósmico que tenemos que vivir dentro de nosotros mismos, y él, precisamente él, es el personaje central del drama. Cualquier clarividente iluminado puede verlo, a él, cuando está salvando a un Iniciado: puede ver como sufre, lo puede ver coronado de espinas, lo puede ver sujeto a las grandes vejaciones.

¿Quienes son esas multitudes que piden su crucifixión? ¡Todos los Yoes! ¿Quién es ese Pilato que se lava las manos? ¡El demonio de la mente! ¿Quién es ese Judas que lo cambia por treinta monedas de plata? Pues no es otra cosa sino el deseo animal, el Yo, base del deseo, o los elementos más abominables del deseo. Y en cuanto a Caifás, pues es el demonio de la mala voluntad.

P.- Venerable Maestro: ¿y qué significan los tres clavos?
R.- Los tres clavos con los que se le crucifica, con los que se le clava a la cruz, son las tres purificaciones, por el hierro y por el fuego.

La cruz misma, es un símbolo sexual. Ya sabes que el palo vertical de la cruz es el phalus, y el horizontal es el útero. Ya sabemos que la inserción del lingam dentro del yoni, es decir, el phalus vertical dentro del cteis formal, hacen cruz, y la verdadera fidelidad del místico, del cristiano auténtico, se prueba con la cruz.

Pero me refiero a la cruz sexual, aquélla que se forma con la inserción del phalus vertical dentro del cteis formal (esa es la cruz auténtica). Un individuo puede decir que es fiel al Cristo, que lo ama, que lo adora, pero si no lo prueba con la cruz en el mismo lecho matrimonial, es falso y es mentiroso, está demostrando que no es fiel al Cristo.

Pero bueno, no nos apartemos tanto del temario... En todo caso, quiero decirles a ustedes que él vive el Drama Cósmico, hasta que con su muerte mata a la muerte. Cuando lo ha logrado, entonces es cuando exclama: "¡Sorbida es la muerte con victoria! ¿Donde está, oh muerte, tu victoria? ¿Donde está, oh sepulcro, tu aguijón?"
De manera que, entonces, lo importante es que él logre redimirnos. Al resucitar, es claro que el Alma en él resucita, y todos nuestros principios anímicos y espirituales, en él resucitan.

Así pues, es necesario comprender que él es nuestro auténtico Salvador Interior, nuestro Jesucristo particular, íntimo. Esto mismo lo sabe el Gran Kabir, que vino al mundo y que predicó esta doctrina, pues él sabía muy bien que cada cual lleva su Jesucristo Intimo, particular.

El no quiere (el Gran Kabir Jesús de la Tierra Santa, y que vino al mundo hace 1.974 años), él no desea que nadie lo siga; lo que quiere es que cada cual siga a su propio Cristo Intimo, porque ese es el que cuenta, porque es nuestro Salvador, el que viene a reconciliarnos con nuestro propio Padre que está en secreto, con el Viejo de los Siglos (él es el gran reconciliador).

Una vez que él ha logrado el triunfo de salvarnos, se glorifica y digno es de toda alabanza y gloria, puesto que ha vencido al mal, y en sí mismo, que es lo grave; no lo ha vencido desde afuera, sino en sí mismo. Se ha inmolado como cordero; por eso se le dice el "cordero inmolado".

Se ha inmolado para salvarnos con su sangre, es decir, con el fuego, porque en Alquimia la sangre representa al fuego sagrado del Kundalini.

Es muy bueno entender todo esto, y yo les estoy hablando de lo que yo mismo he vivido, de lo que estoy experimentando en mí mismo. No cometería yo el crimen de ir a decirles que yo soy el Cristo, ni mucho menos. Eso sería una blasfemia, una falta de respeto al Salvador. Pero si les digo que él a mí me está salvando. Como él a tantos ha salvado, yo puedo ser uno más de los salvados, y como él está trabajando, lo he experimentado, y lo que estoy diciendo es lo que me consta, lo que he vivido.

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